Empezar D.0

una nueva vida, un cambio radical, un sueño cumplido, tu lugar en el mundo...

Lienzo en blanco

Comenzar de 0. Me encuentro muchas veces con el 0. Cada vez que estoy delante de un lienzo vacío, blanco como el interior del 0. Con la primera pincelada se convierte éste en dos, revelándome así su verdadera naturaleza , el todo. El blanco es la suma de todos los colores. El cero es la suma de todas las posibilidades. El cero me impone con toda su grandeza, su perfección. Él me da esa libertad tan anhelada, me acoge con su vacío, me acurruco en él, tomando él a su vez mi forma cual cama perfecta. Pero no encuentro un sueño plácido. El cero me pide juego, trabajo y lucha.

El lienzo es blanco como el silencio, como el vacío, como todo comienzo. Éste se va modulando con más puntos, líneas y superficies, indicándome su identidad. Desde un principio el proceso es un camino predeterminado sin ver la meta hasta sentirla, siendo ésta mera invitación a un nuevo todo, esperando a ser descuartizado por pinceles y bolígrafos.

Fernando van Geeteruyen
artista visual
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Somos una familia que un buen día decidimos (los padres) empezar de cero. Nuestros hijos se quedaron estupefactos cuando sintieron removerse todos los cimientos que hasta entonces sustentaban sus cómodas vidas. No cabe duda de que ellos no fueron los únicos ya que amigos, conocidos y familiares no salen todavía de su asombro.
Todo empezó como empiezan los cambios, con una crisis, que en nosotros coincidió con la edad de los cuarenta (celebración a lo grande).
Jordi y yo nos conocimos estudiando filosofía en la universidad de Barcelona y cambiamos la teoría de las aulas por la práctica de la vida cotidiana “pura y dura”.
Así que muy jóvenes nos dispusimos a crear nuestra familia y a sustentarnos con el sudor de nuestra frente. Nació nuestro primer tesoro: Judith y al cabo de siete años más, el segundo: Arnau, entretanto creamos nuestro propio negocio de seguros que nos permitió entre convencionalismos y estrés obtener un modo de vida. No fue fácil pero nos dio frutos que nos permitieron vivir en una buena casa, y como no, éxito social en medio de una competencia vertiginosa.Pero claro está, había en todo ello algo que no nos satisfacía y para cambiarlo había que romper con todo y empezar de cero.

Empezamos la aventura en agosto del 2006.
¿Por qué romper con todo? Por muchas razones pero la principal fue que queríamos sentirnos libres y dueños de nuestros destinos. Apostamos todo para empezar un nuevo camino. Así que escogimos la maravillosa isla de La Palma (la isla bonita), con el mar en medio, para dejar atrás el pasado y vivir un presente totalmente nuevo y distante.
Nuestro nuevo proyecto consistía en vivir en una finca ecológica, acercándonos a la sostenibilidad, ofreciendo servicios de alojamiento en un entorno privilegiado. Imaginad: pueblo rural, vistas al mar, buen clima, entorno natural, relax...
El lugar lo encontramos, compramos la finca, pero, no teníamos el soporte económico necesario (nos afectó la crisis) así que vivimos primero de nuestros ahorros y después de la agricultura ecológica en las fincas.
Por supuesto, era nuestro primer contacto con esta actividad y aprendimos mucho y empezando de cero. Nuestras vidas se removieron, el aprendizaje ha sido enorme: mental y físico. A nivel humano hemos hemos encontrado amigos únicos, todos pasando por circunstancias fuertes e intensas como la energía que tiene esta isla.
Ya hace casi cuatro años de este proceso, ahora mismo siento que volvería a dejar todo lo que dejé sin mirar atrás y aunque las cosas nunca salen como uno piensa sino como tienen que salir, ahí va la moraleja: Aprende a aceptar lo que la vida te da y vive siempre el momento presente.

Ahora mismo estamos ante un nuevo empezar de cero, y todavía más lejos: Costa Rica.Tenemos menos miedos por la experiencia ya vivida nos da mucha fuerza e ilusión y porque nuestra relación de pareja es cada día más fuerte e intensa.

No se puede pedir más, así que doy gracias a la vida que me ha dado tanto...




En su libro Linchpin, Seth Godin no nos habla de técnicas para crear productos sobresalientes o propagar ideas, sino de nuestras vidas y nuestra capacidad de elegir. Nos reta a cuestionar cómo hacemos nuestro trabajo, a que dejemos de hacer cosas medianamente buenas y empecemos a crear arte que importe. A que dejemos de preguntar qué obtendremos a cambio y empecemos a hacer regalos que cambien a la gente. Predicando con el ejemplo, ha compartido un avance en pdf del libro que saldrá a la venta el próximo 26 de enero.

Nos habla de generosidad, amor, arte, cambio, miedo, liderazgo, éxito; e intenta que superemos la conspiración que durante generaciones ha hecho que se mine nuestra creatividad e inquietudes.

Su objetivo es convencernos de que tenemos la oportunidad de cambiar nuestra vida para mejor, simplemente entendiendo cómo han cambiado las reglas y aprovechando la ventaja del momento para convertirnos en alguien imprescindible.

Es un libro que no se podría haber escrito hace unos años, porque antes se esperaba que todos encajáramos.

¿Qué es lo que ha cambiado?

Hasta ahora, el mundo estaba lleno de fábricas que precisaban trabajadores. No se requería ser brillante o creativo, ni arriesgarse y a cambio de seguir unas normas te pagaban y te ofrecían una seguridad laboral. Era un trato tan seductor que lo hemos adoptado durante un siglo.

De repente, el sistema se empieza a descomponer. Los obedientes trabajadores siguen haciendo lo que se les dice, pero ya no reciben lo que se merecen.

La oportunidad: el trabajo emocional (emotional labor).

Este cambio supone una gran oportunidad, la oportunidad de disfrutar de lo que hacemos, de marcar la diferencia con nuestros amigos y clientes, de sacar el genio que hemos estado escondiendo durante todos estos años. Las normas han cambiado, ya no se premia la obediencia, sino el talento, la creatividad y el arte.

Ahora se requiere trabajo emocional, que no se hace con el cuerpo, sino con los sentimientos. Es el trabajo de crear arte, ser generoso y dar rienda suelta a la creatividad, que muchas empresas están empezando a valorar y fomentar.

Vivimos en una economía híbrida, que mezcla la idea del capitalismo (haz tu trabajo o serás despedido) con la economía de la generosidad (la esencia de cualquier regalo es que no lo haces a cambio de una recompensa tangible garantizada, de lo contrario no sería un regalo).

Pasamos de la obediencia mediocre a la que estamos acostumbrados a la creación de una cultura de conexiones.

Ya no respeta ni paga a la gente por ser la pieza intercambiable de un engranaje, ahora lo que se necesita es generosidad, conexiones y humanidad, y por supuesto, los artistas que puedan crear todo esto.

Los Linchpins, las piezas indispensables de las organizaciones exitosas del mañana.

En La Vaca Púrpura, Seth Godin hacía el siguiente razonamiento:

Las empresas no tienen derecho a nuestra atención. Durante años, han hecho productos mediocres para gente mediocre, interrumpiéndonos y esperando ser escuchadas. De repente, dejamos de prestar atención, por lo que la única forma de sobresalir era crear algo de lo que se pudiera hablar, tratar a las personas con respeto y dejar que ellas mismas corran la voz.

En Linchpin hace un razonamiento similar, pero mucho más personal:

No tienes derecho al trabajo o carrera que tienes. Después de años asumiendo que tenemos que ser trabajadores mediocres para empresas mediocres, que la sociedad nos apoyaría si seguíamos las reglas, descubrimos que éstas han cambiado. La única forma de tener éxito es siendo excepcional, haciendo que se hable de nosotros. Las personas no somos productos con características, beneficios o campañas de marketing viral, sino individuos. Si vamos a hablar de ellos, hablaremos de lo que hacen, no de lo que son.

La única forma de demostrar lo que valemos es ejerciendo un trabajo emocional y produciendo interacciones que interesen a las organizaciones y a la gente.

La economía de la generosidad, la “Economía Linchpin”.

En la época de las cavernas existía la cultura de la reciprocidad, que se utilizaba para crear relaciones y poder. Los más poderosos se podían permitir dar regalos como símbolo de poder. De repente, esta antigua tradición cambió. El dinero y la sociedad estructurada cambiaron el sistema y ahora no se da, sino que se recibe.

En la “Economía Linchpin”, los ganadores son nuevamente los artistas que regalan. Regalar nos hace imprescindibles. Por ejemplo, Thomas Hawk, uno de los fotógrafos digitales más importantes del mundo, comparte millones de fotos con todos bajo licencia Creative Commons. Thomas es ambas cosas, un artista y un donante de regalos. El resultado es que ahora lidera una tribu, vende un montón de obras y es conocido por su talento. En resumen, es imprescindible.

El arte es un regalo personal que cambia al recipiente, es el acto intencional de conectar con alguien y provocar un cambio en él.

Arte no es solamente pintar, sino cualquier cosa creativa, apasionada y personal. Es un trabajo emocional y un regalo. No se puede crear una obra de arte solamente por dinero, de lo contrario no sería arte. Y el buen arte hace mella en el que lo ve, no solamente en el que lo crea.

Un artista es alguien que usa su percepción, creatividad y osadía para enfrentarse al status quo, es un individuo que crea arte. Mientras más gente cambie y mayor cambio produzca, más efectivo será su arte.

Todos podemos ser imprescindibles, pero la realidad es que no todos queremos intentarlo.

Seth Godin es uno de los bloggers con mayor éxito del mundo, emprendedor y autor de 12 bestsellers internacionales. Su último libro se llama Tribus
Recientemente ha fundado la comunidad squidoo.com

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