Empezar D.0

una nueva vida, un cambio radical, un sueño cumplido, tu lugar en el mundo...

Nuestra experiencia

Hace un año que junto con mi pareja y mis dos hijas pequeñas rompimos con todo y nos embarcamos en un viaje sin retorno hacia el sueño que veníamos amasando hacía ya bastante tiempo. La única condición clara e inamovible era buscar un lugar cerca de la naturaleza, la "nurbe" nos pesaba, nos ahogaba y nos aislaba. Dejamos familias, amigos, trabajos y vivienda y nos fuimos rumbo al sur con todos nuestros bártulos metidos en el coche ya que habíamos elegido aislarnos de verdad y qué mejor sitio que una isla en medio del Atlántico? En nuestro caso partimos absolutamente de cero ya que lo único que nos esperaba en destino era un sencillo lugar donde vivir. Precisamente por eso la sensación de libertad que teníamos era algo totalmente desconocido para nosotros. Al no tener ningún tipo de anclaje externo, el contacto con el nuevo medio fue muy progresivo y orgánico, a nuestro ritmo y, sobretodo, al de nuestras niñas. Ellas fueron las mariposillas que seguimos los primeros meses y como los niños te conectan con el momento presente de una forma única, no resultó difícil sentirse inmediatamente a gusto con la nueva realidad. El contraste radical con nuestra vida previa, unido a que finalmente habíamos conseguido estar donde queríamos, también contribuyó. No hace falta decir que la tranquilidad de podernos permitir unos meses de aterrizaje y asentamiento hasta empezar la ardua prospección en el mundo laboral, fue uno de los aspectos que más valoramos.

Esa energía del principio, la sensación de lienzo en blanco, de reinicio, de reinvención, de que todo es posible, de que podemos elegir la vida que queremos vivir, es algo que todo el mundo debería experimentar al menos una vez.